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La Intervención Norteamericana, el Movimiento Inquilinario, el Exilio Español de 1939 y la Insurgencia Agrarista son sucesos que provocaron grandes cambios en el Veracruz del siglo XX, y que fueron abordados durante la mesa Veracruz entre las letras y la historia para revisar la obra literaria del escritor Luis Arturo Ramos.

En la charla que fue convocada por el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), donde participaron la escritora Lucía de Block y el investigador Horacio Guadarrama, bajo la moderación del promotor de lectura, Juan Carlos Ocampo, se analizaron las historias que quedaron plasmadas en los libros Intramuros (1983), Éste era un gato (1988) y La mujer que quiso ser Dios (2000).

“Las ciudades con una grandeza histórica como el puerto de Veracruz hablan porque están habitadas por un pasado fundamental, y Veracruz es una ciudad con sitios y pasajes históricos que la gente merece conocer, para reconocer esos detalles que nos dan identidad”, expuso el escritor Luis Arturo Ramos.

El novelista aclara que no escribe novela histórica, sino que a través de sus textos busca una alquimia entre ficción y un espacio y tiempo identificable dentro de la historia, unificar el contexto histórico para inventar una trama.

En su intervención, la escritora Lucía de Block destacó que los tres libros de Luis Arturo Ramos son piezas que hablan del entorno del puerto de Veracruz, sus peculiares elecciones historiográficas que las articulan de manera inteligente, enaltecen el entorno histórico de la ciudad sin omitir el entorno social.

“Intramuros es una novela que cuenta la historia de tres españoles refugiados que llegaron a Veracruz, y allí se reseñan los estragos del exilio. El marco histórico se encuentra desde la muerte de Allende, de Franco y el exilio español”.

Con la novela Éste era un gato, que considera es el texto más famoso de Luis Arturo Ramos, cuenta la historia de un gringo que regresa a Veracruz 60 años después de la Intervención Norteamericana, para buscar una mujer de la cual estaba enamorada.

En La mujer que quiso ser dios, menciona que el escritor toca los alrededores del puerto de Veracruz, el marco historiográfico y social que le otorga veracidad, mantiene el sentido social de su trama con unos personajes que son víctima del caótico ambiente social tras el movimiento agrarista en Veracruz.

“En ninguna de las tres novelas de Ramos hay una certidumbre sobre su final, son finales abiertos, pero que le dan al lector pasajes históricos del Veracruz del siglo pasado”.

Por otra parte, Horacio Guadarrama manifiesta que desde que leyó las tres obras quedó convencido de que no se trataba de una novela histórica, pero es innegable de que la historia está atrás como un telón de fondo.

Luis Arturo Ramos fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1972-1973) y del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), (1976-1977). Su reconocida trayectoria como editor inició en la Universidad Veracruzana (UV), donde dirigió las colecciones Cuadernos del Caballo Verde, la revista La Palabra y el Hombre y la Dirección de Publicaciones.

Su obra ha sido reconocida con el Premio de Ensayo José Revueltas por Melomanías: la ritualización del universo. Una lectura de la obra de Juan Vicente Melo (1989); el Premio Nacional de Narrativa Colima por Violeta-Perú (1980) y el Premio Latinoamericano de Narrativa del mismo nombre para Éste era un gato (1988). Con La casa del ahorcado fue finalista del Premio Mortiz Planeta.

Es autor de novelas como Mickey y sus amigos (2010), Ricochet o los derechos de autor (2007), Los argentinos no existen (2005), La mujer que quiso ser Dios (2000), La casa del ahorcado (1993), Éste era un gato (1988), Intramuros (1983), y Violeta-Perú (1979). Sus novelas cortas se han publicado en La señora de la fuente y otras parábolas del fin de siglo (1996), Domingo junto al paisaje (1987), Rainbows at seven eleven (2004), obras compiladas en Novelas cortas (2007).

Como cuentista es autor de Los viejos asesinos (1981) y Del tiempo y otros lugares (1979). Escribió la noveleta para niños Blanca-Pluma (1993) y también para ellos, Cuentiario (1986); La noche que desapareció la luna (1985); La voz de Cóatl (1983), Zili el unicornio (1980) y Telésforo, el teléfono desocupado (2009). Su relato para jóvenes lectores Un tucán llamado Noé fue publicado por el IVEC. Ha participado en el género de la crónica con Crónicas desde el país vecino (1998) y Direcciones y digresiones: crónicas de libreta (2010), bajo el sello de la Editora de Gobierno del Estado de Veracruz.

Veracruz, Ver., 12 de julio de 2014