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Cuando se emprende y se crea una empresa es importante tener en cuenta ciertos aspectos que a priori parecen fáciles pero que en el momento pueden flaquear debido a las ganas de crecimiento

Cuando alguien se convierte en emprendedor parece haber algún tipo de metamorfosis extraña. Dejas de ser una persona normal y te conviertes en un pedazo de carne emocional.

Ahora es muy posible que te encuentres en esta situación.

Repasemos por lo tanto estas reglas básicas:

Invertir solo tiene sentido si ya estás generando un flujo de ingresos que te permiten hacer circular el capital y no quedarte sin liquidez. El dinero tiene como objetivo hacer crecer la cuota de mercado, contratar personal cualificado, comprar a menor coste, etc. Hay que ahorrar siempre que se estén generando menos ingresos que costes. En una situación donde no hay posibilidades de ampliar capital a corto plazo hay que cortar gastos para aumentar el tiempo de supervivencia.

En el mundo de las start-ups uno puede verse obligado a acelerar el choque con la pared porque se piensa que invirtiendo más dinero se van a lograr antes los objetivos.

Sin máquina bien ajustada donde se introduce un euro y se sacan dos no tiene sentido acelerar. Es más bien lo contrario. Conviene pisar el freno para llegar lo máximo posible con la gasolina disponible.

Lo dicho. Parece básico pero cuando estás dentro del juego no lo ves. La locura te impulsa pisar el acelerador cuando conviene hacer lo contrario. 

El contenido de este comunicado fue publicado primero en la web de http://Marketing de Guerrill