El Marathon des Sables, conocido por su complicado recorrido de 252 kilómetros a través del desierto del Sahara, es mucho más que una carrera. Es una auténtica prueba de supervivencia en condiciones extremadamente adversas. En esta aventura, cada participante debe ser completamente autosuficiente, cargando consigo todo lo esencial para resistir, incluyendo alimentos, vestimenta y agua. Esto implica correr con una mochila que pesa cerca de 10 kg bajo un sol caluroso, que frecuentemente eleva las temperaturas por encima de los 50 grados Celsius, mientras se avanza por terrenos arenosos que desafían cada paso.
Franck Meyer, previamente inmerso en el mundo del automovilismo, enfrentó un cambio radical al prepararse para el Marathon des Sables. La transición de competencias de alta velocidad a una carrera que exige una resistencia extrema y una planificación meticulosa fue monumental. Además, tuvo que mantener un equilibrio cuidadoso con su vida universitaria, manejando sus estudios en Dirección Financiera en el ITAM mientras se entrenaba para esta demandante competencia.
Durante un año, Franck se embarcó en un profundo viaje de transformación, tanto física como mental, a través de un régimen de entrenamiento intensivo. Comenzó con carreras cortas, incrementando gradualmente su resistencia, adaptando su cuerpo para enfrentar distancias superiores a las de un maratón bajo las exigentes condiciones del desierto. Pero la preparación no fue solo física; Franck también reforzó su fortaleza mental para superar las duras adversidades del implacable Sahara. Profundizó en un riguroso entrenamiento psicológico, aprendiendo a gestionar la incomodidad y el agotamiento extremos que enfrentaría en las amplias y solitarias dunas del desierto. Esta integración de preparación física y mental fue crucial para que Franck pudiera afrontar los retos únicos del Marathon des Sables.
Hoy, Franck Meyer es reconocido no solo como un competidor del Marathon des Sables, sino también como un ícono de perseverancia y determinación para la juventud. El completar uno de los retos más difíciles del mundo ilumina el camino para atletas, estudiantes y soñadores, demostrando que los límites, tanto físicos como mentales, están para ser superados. Franck no fue el único mexicano en enfrentar este desafío; junto a él estuvieron valientes compatriotas como Rubén Salas, Jorge Combe Hubbe, Juan Carlos Velásquez López, Pedro Salgado Conde, Laureano Grajeda García, Héctor Villegas, Stephen Patton, Tere Ambe, todos compartiendo el espíritu de resistencia y aventura. Con cada paso que dio a través del Sahara, Franck, junto a sus compañeros corredores, ha forjado una historia de éxito que inspira a enfrentar lo imposible con audacia y resolución.