Veracruz, Ver., 10 de mayo de 2015.- La población del puerto de Veracruz a finales del Siglo XIX se incrementó de ocho a 25 mil habitantes, cambiando la fisonomía de la ciudad e iniciando un periodo de transformación en espacios públicos como plazas, atrios y el diseño arquitectónico de casas-habitación. En 70 años, el incremento demográfico superó en el 300 por ciento los asentamientos, que fueron perfilando el núcleo urbano del Siglo XX.

De igual forma, durante la guerra civil que conformó los años de la Revolución Mexicana, Veracruz fue un punto fundamental para la conflagración, al ser una puerta de entrada y el recinto portuario mercantil más importante del Golfo de México, cuya recaudación mensual ascendía a medio millón de dólares; de esta forma, se consolidó como la capital del país para el bando carrancista y la entrada de armas para la lucha armada.

Estos y otros aspectos fueron abordados durante el seminario Una mirada a Veracruz, finales del Siglo XIX y principios del XX, que se realizó en el Exconvento Betlehemita, sede del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), en coordinación con la Asociación Mexicana de Estudios del Caribe AC (AMEC).

Durante la reunión académica, que convocó a integrantes de esa organización, estudiantes e historiadores del Archivo y Biblioteca Históricos de la Ciudad, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Veracruzana (UV), los ponentes invitados fueron Yolanda Juárez Hernández, con los avances de investigación en torno a los habitantes y barrios de extranjeros en el puerto; así como Pedro Salmerón y Bernardo Ibarrola, historiadores militares que abordaron el tema de la Guerra Civil de 1915, vista desde Veracruz.

Durante la jornada, fue presentado el libro La caribeñidad de Veracruz en los bandos solemnes de Francisco Rivera, Paco Píldora, volumen de la autoría de la socióloga Juana del Carmen Santos Medel, que fue comentado por la presidenta de la AMEC, Yolanda Juárez, y la coordinadora de Radio IVEC, Cristina Hernández Rociles.

La disertación de historiadores e investigadores dibujó la fisonomía de Veracruz, como una ciudad que veía hacia el Caribe antes que al altiplano mexicano; los lazos comerciales con Puerto Rico, República Dominicana, Cuba y Florida emparentaban a la urbe con la zona insular y el sur de Estados Unidos a través de sus manifestaciones musicales, dancísticas y gastronómicas, por señalar algunas y que en el Carnaval jarocho mostraban la diversidad multicultural del pueblo marítimo.

Ciudad caribeña que Paco Píldora retrata magistralmente con sus bandos solemnes de la quema del Mal humor en el primer día del Carnaval; dando rienda suelta al humor del jarocho; que el cronista, repentista, periodista e historiador reseñó por más décadas de la fiesta más importante de Veracruz.

Los muelles, mercados, comercios, pescadería, barrios, costumbres y casas señoriales que Paco Píldora describió en sus décimas y que hablan de la transformación de la fisonomía de la ciudad, a partir de 1867 con el fin del Imperio, constatan el proceso de identidad local.

Rostro que durante el Carrancismo se vio reconstruido con las campañas contra el paludismo y la fiebre amarilla; el saneamiento de calles y mercados, reglamentos para el uso de establecimientos y asentamientos dentro de la ciudad, que durante la época amurallada sufrió de sobrepoblación intramuros, al grado de contar con cientos de habitantes en patios y zonas marginales en la inmediaciones de la guarnición.

Veracruz extramuros concentró no sólo barrios tradicionales y emblemáticos como La Huaca, sino algunos ya desaparecidos como Las Californias, que albergaban arrieros y sus mercancías en tránsito del puerto, quienes para pagar menos impuestos por el tráfico de sus productos, salían cargados de arena para sacarla de una ciudad que azotaban los vendavales y nortes, cubriéndola por completo al grado de que los viajeros extranjeros aseguraban pasar a caballo sobre la muralla de 3.50 metros de alto en su parte más alta.

Todo este entorno social e histórico que significó el Veracruz de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, estuvo inmerso en otro entorno mundial significativo: el término de toda una época de paz y organización que significó la conclusión de los imperios y el surgimiento de los conflictos y las guerras, que se extendieron por toda Europa, Asía y las colonias.

Latinoamérica fue una de las zonas menos conflictivas, pero vivió sus propios movimientos sociales, que en México fue la conclusión de la segunda República; iniciada con Juárez y que concluyera con Huerta, preámbulo del estallido de la Guerra Civil que integraría el proyecto de Nación, donde Veracruz fue protagonista indiscutible.