Literal: Los jóvenes viven el presente sin preocuparse demasiado por el futuro. El 21% de los millennials mexicanos comparten una característica principal que radica en la necesidad de mantenerse conectados a la red

Los que nacieron entre 1981 y 1995, es decir los millennials, crecieron entre la revolución digital con un sinfín de aparatos tecnológicos que buscaban conectar y aproximar a las personas, lo cual ha sido a la inversa. Así los días de conversar tranquilamente con los amigos fueron sustituidos por el teclazo frío y distante.

En diversos cafés o restaurantes, sus dueños colocan letreros con mensajes que invitan a los jóvenes a mirar a sus compañeros, compartir, conversar, interactuar de forma directa y no a través de las redes sociales. Es nefasto ir al encuentro de los amigos y no conversar; mientras transcurre el tiempo observan postales, vídeos y memes en Internet.

El INEGI publicó que el 21% de los millennials mexicanos comparten una característica principal que radica en la necesidad de mantenerse conectados a la red; desde su teléfono móvil envían mensajes de texto o de voz, contratan servicios a domicilio, compran o venden diversos productos, realizan búsquedas de hoteles, vuelos, restaurantes, boletos para conciertos, ordenan el súper, pagan sus cuentas, utilizan el GPS, realizan negociaciones, todo esto con sólo presionar la pantalla táctil cómodamente desde su hogar u oficina.

Para esa generación, su fuente de ingresos se vuelve inagotable una vez que aplican la tecnología con orden y de forma estratégica, pareciera que no planean, no es así; invierten horas o días para buscar varias opciones que se apeguen a sus necesidades, aunque en ocasiones deciden improvisar, lo ideal para ese segmento poblacional es idear un plan al corto y mediado tiempo.

Según Manuel Galván, semiólogo cultural, los millennials presentan características positivas:

Sin embargo, el investigador asegura que esa generación tiene su "lado B", o como lo diría George Lucas "su lado oscuro", resultado de su falta o nulo interés por considerar su futuro. Dan pequeños pasos sin pretender aferrarse a un lugar en particular, incluso la vida sentimental no es prioridad, y no me refiero a las emociones sino a contraer matrimonio o iniciar una familia. Será alto el precio por llevar una vida ligera e irreverente, advierte Galván, con esa sentencia señala varios puntos que deberán revertir esos jóvenes antes de llegar a los cuarentas o cincuentas: Muchos prefieren vivir en casa de sus padres pues les otorga comodidad y por ahora se les hace funcional. El 61.1% de los Millennials en México viven en casa de sus padres, 28.7% con su pareja y sólo el 4.2% lo hace solo. No invierten a largo plazo, por ejemplo para comprar una casa, pues eso significa una atadura, por el contrario, una renta implica que se pueden mover cuando quieran. Planean sus ahorros en periodos cortos, más de la mitad reserva su capital para viajes y compras que consideran importantes, dada su ideología sobre el futuro, prefieren tener su dinero a la mano y no invertirlo.

Mucho se dice e investiga sobre el comportamiento de esa generación en particular, pues además de cofundar una aldea digital, permear con tecnología la conducta de la sociedad global, crear canales de comunicación interpersonales y desarrollar el siglo del emprendimiento, son mediadores entre la generación del rock and roll, videocaseteras, disquets, beepers y los más jóvenes, los generación Z. Para los millennials la filosofía del tiempo presente –asegura Manuel Galván- provocará graves consecuencias a su estabilidad económica futura; sugiero se considere la opinión del investigador, al menos como método preventivo.

*Carmina López Martínez, Comunicóloga y responsable del área de publicaciones de la Universidad del Valle de Atemajac, Campus Puerto Vallarta arizbeth.lopez@univa.mx

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